Su hijo Daniel, de nueve años, dice de ella que es la doctora del amor y de los ojos. Pianista, óptico, sexóloga. Sexóloga, sin dudarlo. Cuando era pequeña me asomaba por la rendija de la puerta del salón para ver de lejos el programa de la doctora Ochoa, Hablemos de sexo. En realidad yo lo que quería era trabajar con una bata blanca, por eso estudié Óptica o podría haber estudiado Medicina. Cuando mi madre estaba embarazada mi padre compró libros sobre sexualidad y embarazo y yo los leía a escondidas, no por el morbo sino a nivel médico. Siempre me ha llamado la atención saber cómo funciona el cuerpo y el cerebro humano.
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A lo largo de cuarenta años, Ruth Westheimer ha tratado de romper los prejuicios que giran en torno a la fusión de dos mundos que para algunos son incompatibles: la fe y la sexualidad. De hecho, en uno de sus libros, examina qué podemos aprender de los textos religiosos sobre la sexualidad. Sus presentaciones por radio y televisión han sido seguidas por varias generaciones que se han interesado en sus consejos sobre cómo llevar una vida sexual feliz y plena. Todo comenzó con un álbum que había en la estantería de sus padres, su título era: El matrimonio ideal del autor holandés Theodoor H. Su curiosidad sobre las amistades de pareja la acompañarían toda su vida y se convertiría en el eje de su carrera profesional.
El placer sexual, para los judíos, es un regalo de Dios y aprovecharlo es un mandato divino. El clímax de la mujer y el del hombre difieren por las diferencias propias de los respectivos órganos sexuales, empero se asemejan en que son la culminación del acto sexual, en la que se produce una descarga repentina de la tensión acumulada. Esta arrebato no es solo una sensación de intenso placer, es también una respuesta fisiológica del cuerpo que libera hormonas y produce fuertes cambios en el flujo sanguíneo, especialmente de la territorio pélvica, que resultan en un estamento de euforia y relajamiento. Al clímax se llega, principalmente, por medio de estimulación física. En el caso de las mujeres, del clítoris, de la vagina o de ambos. Es difícil de creer que esta parte complexion importante de la vida sexual femenina, durante siglos fue un tema limitado, del que no se hablaba y del que se sabía muy algo. Hasta hace menos de un siglo, su sola mención era causa de vergüenza.
