Ya dije que, a diferencia de lo que ocurre con la vista o el oído, que cuando dejan de funcionar pasan a un segundo o tercer o quinto plano para quienes sufren de sus carencias, el tacto es fundamental para nosotros, ciegos o casi ciegos. Basta con tocar con la mano, el pie o la nariz o cualquier otra parte del cuerpo, para que las terminaciones nerviosas se pongan en funcionamiento y empiecen a recoger información de lo que estamos notando, todo ello a través de las diferentes sensaciones que nos produce dicho contacto en cuestión. Un contacto que da cercanía. A veces hasta puede chivarnos su religión: cuando ves a alguien, en pleno verano, con una tela gruesa y de manga larga tu cerebro hace clic clic clic. Y no es que todos esos detalles sean buenos o malos; solo son una información extra que sacamos en apenas segundos, sobre alguien que entra en nuestro radar de tacto visual.
Es necesario innovar y explorar nuevos destinos del mapa del placer para acarrear a la otra persona a un clímax inesperado y satisfactorio. Aunque el exceso de confianza en ocasiones deriva en que siempre nos movamos por los mismos sitios en los que tenemos el acierto en bandeja. Estés o no emparejado, no te acomodes. El roce de cuerpo con cuerpo en sí suele ser excitante empero si tenemos en cuenta el eficacia que tienennuestras manos sobre la badana de la otra persona, podremos utilizarlas con cabeza.
El momento de conocer a alguien y de seducirle cuenta con centenares de secuencias de cine, canciones y aun manuales para saber cómo comportarse. Estos son otros consejos que sí responde la ciencia: 1. Sin idealizaciones tampoco falsas impresiones. Por eso, eran capaces de saber mejor la senda que se debía tomar, e incluso la probable duración de la pareja. Aquatic positivo Nadie quiere un cenizo a su lado. Y menos, cuando escasamente le conoce. Es poco atractivo, ahíto y desesperanzador.
Cuando se trata de nuestros sentidos, el tacto es tan importante como el oído o la vista. No únicamente asegura que seamos capaces de fallar las temperaturas y sentir dolor. Todavía nos ayuda a mantenernos erguidos al sentir el suelo debajo de nuestros pies. Y nos permite establecer conexiones emocionales con otras personas. Por eso perder el sentido del tacto puede tener un gran impacto, como perfectamente sabe Yvette Wong, de Liverpool, en Reino Unido. Si los meto en agua caliente, no me doy cuenta. El acto de tomar un ablución es potencialmente peligroso para alguien como Wong. Me ha pasado en la calle.