Ético

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Llegué unos minutos tarde y la vi hablando con un hombre. Parecían tener un secreto. Pero me había dicho que iba a ir a nuestra cita sola, así que me pareció extraño. A poca distancia, el hombre la seguía. Le envié un mensaje a través de WhatsApp para avisarle que la estaba esperando y preguntarle si todo estaba bien. Poco después entró en un local y la perdí de vista. Entonces entendí.

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A otra isla

Muchas venezolanas cruzan hasta países vecinos o se han convertido en asiduas visitantes de otros destinos para sumarse al mercado del sexo. Daniela tiene 26 años, nació en Caracas en una de las barriadas populares del occidente capitalino, estudió solo hasta el basic coverage año en la universidad pues llegó un momento en el que, buenamente, no pudo seguir haciéndolo dada la estrechez económica a la que estaba sometida. Lamentablemente, las alternativas laborales disponibles en nada le permitían burlar la miseria en que estaba sumida su familia. Suscríbete aquí Daniela confiesa que junto a otras seis chicas viaja a Aruba trimestralmente para prestar úrico como dama de compañía y prepago en la isla. Hay hombres generosos que hablan diferentes lenguas que por lo general no entendemos. Una se pasa una hora o media hora o lo que dure el servicio y luego nos tenemos que acicalar para recibir al otro. Sentí basca y quería salir corriendo, pero después pensé que la razón de mi decisión era el hambre de mi familia. Hay un momento en que me dije a mí misma: o lo hago o me muero de hambre.